Los palacetes catalanes modernistas son joyas arquitectónicas que transportan al visitante a otra época donde la burguesía catalana se hacía construir residencias de verano fuera de Barcelona.

Y algunos de estos palacetes catalanes albergan también experiencias gastronómicas únicas. Es el caso de 6Q Restaurant, que ha aprovechado la belleza de Casa Roura, diseñada por el arquitecto Lluís Domènech i Montaner para Paquita Roura, su cuñada, en Canet de Mar, recuperando todo su esplendor.

El 6Q Restaurant se llama así porque su chef se llama Xiscu, que se pronuncia igual que 6Q. Y, con todo su arte y generosidad, ofrece una carta variada con especialidades típicas catalanas y magníficos arroces, siempre utilizando ingredientes de temporada y de proximidad.

Destacan entrantes como los carpaccios de pulpo o de gamba, las alcachofas con y las patatas bravas al gorgonzola, que bien podrían ganar el Concurso Internacional de patatas bravas Palencia Brava, la morcilla al curry o los mejillones de roca a la mostaza, aunque las croquetas o la tapa ganadora del concurso POP UP XEF TV3 Canet también son irrenunciables.

Los segundos platos, caseros

Los callos tradicionales son deliciosos, las hamburguesas caseras con ternera, sal y pimienta, sin más; el mero con sobrasada y alioli, el bogavante Canadá a la plancha que tienen en su propio vivero a precios asequibles, el fabuloso steak tartar con trocitos de anchoa y tostaditas finas o este cochinillo desmenuzado con su capa de piel crujiente sobre manzana:

Estuvimos ayer, estoy escribiendo esto mientras desayuno un café y ya tengo ganas de volver.

La verdad es que hemos probado cantidad de platos porque vivimos en el mismo pueblo, de hecho, mi hermana y mi cuñado, con quien hacemos el podcast, se casaron en su salón principal y hasta para una boda bordaron los arroces.

Los arroces, obligatorios

Sabes todos espectacularmente bien: el negro, el de butifarra, langostinos y setas, el caldoso con bogavante, el fideuá marinero con alioli… Pero el que me enamoró este agosto fue el meloso de confit de pato con foie y bolets con un huevo frito para darle más cremosidad.

Y de postre, el coulant de chocolate, blanco o negro; y el brownie con helado son algunos de nuestros favoritos, aunque tienen muchísimos más, todos caseros.

Más allá de su arte culinario, el restaurante presume de conservar los distintos ambientes en los que vivía la familia de la burguesía catalana que veraneaba allí cada año. De manera que puedes comer en los espacios del palacete modernista, desde el recargado comedor central con cúpula, hasta la agradable terraza exterior o los reservados más privados como la Sala Puigdemont, la sala roja o la Capilla para cenas románticas, o la Cúpula que da a la Riera principal de Canet.

Todos ellos reflejan la fastuosidad de la arquitectura modernista catalana del siglo XIX, aunque también la observarás desde fuera si miras hacia sus techos con azulejos brillantes que se aprencian preciosos a vista de dron:

Además, 6Q Restaurant ofrece una interesante carta de vinos muy variada, pero con buena oferta de denominaciones catalanas y a excelente relación calidad-precio. Desde los tintos de Priorat a los blancos y cavas de Penedès, pasando por otros del Empordà o de Costers del Segre. Una cuidada selección que Silvia, la maitre te recomienda con el amor que le caracteriza y que está inculcando al resto del joven y entregado personal.

Total, queridos míos, no dan cenas, ni sus económicos menús durante el verano, pero comer con el decorado circundante de este palacete modernista que acoge el 6Q Restaurant es toda una experiencia para los sentidos que no os podéis perder y que, segurísimo, os podéis permitir.