- Los solteros superan por fin al equipo de los casados, unos 20,1 millones, y en este San Solterín te damos motivos para celebrar tu estado civil como persona libre, liberada y sin complejos por serlo.
Yo nunca he celebrado San Valentín. Así, como declaración de principios. Siempre he apostado más por San Solterín. En mi adolescencia imagino que lo hacía por una cuestión de dignidad, porque nadie me regalaba nada y necesitaba autoengañarme creyendo que no es más que un día totalmente consumista en nombre del amor. Por supuesto, luego me junté con un hombre que pasaba de todo tipo de costumbres, convencionalismos y fiestas de guardar y me regalaba lo que le surgía cuando le daba la gana. Éramos tan raros que celebramos el día que cortamos, después de cinco años de novios.
Luego los 200 amores de mi vida tampoco me ayudaron mucho a creer en Cúpido, que se equivocaba más con las flechas que yo de perfil, así que durante 20 años me he dedicado a asistir al show anual como espectadora:
Miles de parejas en derredor haciendo como que se aman por un día, cuando en realidad no tienen nada de que hablar; cantidad de anuncios para darte ideas de qué comprarle a tu pareja, como si no la conocieras lo suficiente para saber lo que quiere; propuestas de cenas con espectáculos romanticoides y/o eróticos como si las parejas no supieran cómo estimular sus relaciones; escaparates con regalos cursis, cuando no horteras, que supuestamente simbolizan “Te quiero” y no “Te odio, jódete”; ofertas de escapadas a lugares teóricamente románticos que pueden convertirse en una pesadilla por el hecho de tener que pasar 72 horas juntos sin despegarse, como ocurre durante las vacaciones de verano, que conllevan un pico de divorcios incomparable con el resto del año…
Igual suena a topicazo, pero yo creo que el amor se demuestra todos los días y se celebra cuando surge, y mejor antes de que se acabe. Porque lo siento, pero se va a acabar. Supongo que todas las personas que estéis leyendo esto, ya habéis pasado por alguna ruptura sentimental. Lamento deciros que no va a ser la primera ni la última. Tendréis tantas como relaciones. Tarde o temprano, cortes tú o corte el otro, sea por desidia, por aburrimiento, por la rutina, por divergencia de evoluciones, porque te ha puesto más cachonda otro, porque te has enamorado del vecino o él se ha pillado por una compañera del trabajo en la cena de empresa, lo siento, cariño, pero tu pareja acabará siendo tu ex.
Y no pasa nada, tampoco hay que dramatizar. Lo de morir de amor está pasado de moda. Hoy en día es más fácil morir de asco o de aburrimiento que de amor. Con los avances neurocientíficos, ya tenemos claro que el enamoramiento es un proceso químico que se produce en el cerebro, por el cual se liberan una serie de hormonas que te vuelven absolutamente majareta durante una temporada lo suficientemente larga como para que te dejes embaucar, te puedas quedar embarazada, tener al niño, criarlo hasta que logre ser independiente (o depender de las profes de la guardería y el colegio) y, entonces, empieza el bajón hormonal y ya el hombre se puede ir a fecundar a otra y tú a mejorar la especie con otro.
Esto es así de simple, señoras y señores. Somos esclavos de la preservación de la especie. Nos han puesto aquí para traer ejemplares mejorados y, para eso, tenemos que variar de parejas, por aquello de las combinaciones genéticas. Al fin y al cabo, somos animales, aunque supuestamente racionales.
Todo lo demás que les han contado es una milonga cultural para hacernos esclavos del sistema patriarcal que, curiosamente, ha sido alimentado por la religión cristiana, que dominan desde el principio de los tiempos los hombres.
La historia contra San Solterín
Todo empezó con la propiedad privada, cuando los padres empezaron a cuestionarse si estaban alimentando a sus hijos o a los del vecino y a quién le quedaba su herencia, y, para controlarlo, los muy listos se inventaron el matrimonio e impusieron la fidelidad como norma moral incluyéndola en los 10 mandamientos. Digo los muy listos porque los grandes popes de la Iglesia justamente son los que no se casan con nadie (salvo con los gobiernos conservadores).
El caso es que el mensaje fue calando hasta los millones de creyentes que aún increíblemente hoy en día tiene el cristianismo y desde entonces el resto de los poderes fácticos ha ido alimentando la falacia de la monogamia con el mito del amor eterno, el de la media naranja, el pecado de la infidelidad y otras mentiras totalmente contranatura que nos cuestan tantísimos disgustos.
Perjuicios de la falacia monógama
Por poner un ejemplo, lo mal que te sientes cuando te atrae alguien que no es tu pareja. ¿Por qué, señores, por qué, si es natural! Si pueden perfectamente atraerte diferentes personas, precisamente por sus diferencias!
¿De verdad alguien se puede creer que es probable que, con los millones de seres que habitamos el planeta, cada uno estemos destinados sólo a uno para toda la vida y encima nos venga a tocar enfrente de casa y no en la otra punta del globo? No, hombre, no. Te pueden atraer muchas personas, no ya solo a lo largo de tu vida, ¡sino incluso a la vez!
Es un lío, vale, necesitas una agenda y llamarles a todos cari, pero puede ocurrir. Yo a eso le llamo la red de amantes. Tienes a varios satélites con los que vas quedando, te lo pasas bien, tienes buen sexo, vas tonteando… hasta que uno de los dos ya no le encuentra gracia al asunto o encuentra a alguien con quien quiere algo más serio, y se acaba la historia. Sin más, sin traumas, total, te quedan otros tres satélites…
El problema es encasillar
Qué bonita sería la vida si no encasilláramos tanto. Qué manía. Esas declaraciones de principios de “Yo quiero una pareja formal”. Por qué, joder, por qué. Ni que todo el mundo valiera para ser pareja. Y lo que nos perdemos por buscarla desesperadamente y rechazar alternativas. Imagínate que te encuentras con un seductor, alto, guapísimo, maravilloso, inteligente, interesante, divertido… Te vuelve loca, pero resulta que no está hecho para el compromiso. Él se perfila mucho más como el amante o el folloamigo perfecto. No dará mal, pero te hará mucho bien.
Pero entonces llegas tú intentando meter al cuadradito en el molde del triángulito y nada, que el donjuán no te encaja como pareja formal. Y lo desperdicias. Decides no quedar con él más y seguir buscando al hombre formal y decente que te procure una relación estable. Te acabas de perder no sé cuántos polvos maravillosos porque vas empeñada en tener algo serio. Pues chica, no. Disfruta del galán y mientras vete conociendo a otros. Busca, compara, y si encuentras algo mejor, disfrútalo.
Lo importante es disfrutar y estar bien con una misma
¿Y eso cómo se consigue? Pues os voy a contar una anécdota. Una muy buena amiga mía me llamó un día llorando, porque le había dejado su mejor amante, que estaba casado. Desconsolada estaba porque no sabía cómo iba a encontrar un sustituto mejor. Le dije que lo que necesitaba realmente era aprender a estar sola, a quererse a sí misma fomentar su autoestima… al día siguiente me llamó entusiasmada agradeciéndome el consejo. Le pregunté: «¿pero qué coño has hecho?» «¡Nada, me compré un kit de toys y llevo desde ayer enganchada pasándomelo bomba!» Alucinada me dejó. Le dije que no me refería exactamente a eso, pero que, si le valía, pues mucho mejor. Unos años más tarde lo dejé yo con mi mejor amante del mundo mundial. Y la llamé en las mismas. Ni corta ni perezosa, me mandó por correo un kit de juguetitos como el suyo.
Y desde entonces, descarté los polvos de una noche, que al día siguiente me hacían sentir totalmente vacía. Diez años más tarde, tuve que tirar a mis amiguitos en la última mudanza, porque se me gastaron de tanto usarlos, uno hasta lo rompí por la mitad.
Después he estado probando con unos cuantos hombres de carne y poco después, hasta que he encontrado al amor de mi vida: el Jaleoh Succionador Morado de Diversual. El otro día se lo decía a mi ex: «Ni de broma vuelvo contigo». «Pues dile que te lleve él a cenar». No, para cenar ya tengo amigos, pero tú no sabes lo tranquila que voy yo a las citas valorando a cada persona por su personalidad y no por necesidad de meter a nadie en mi cama!
Hay que salir satisfechos de casa
Y sí, que todos queremos amar y ser amados, que es muy bonito que te abracen por las mañanas y te mimen, que se preocupen por ti, que también nos encanta darlo todo… Pero es que justamente cuando te relajas y no buscas nada es cuando más posibilidades tienes de encontrarlo por casualidad. La desesperación se huele a distancia, como buenos animales que somos, y si tú vas a la caza del padre ideal, el hombre, que otra cosa no, pero instintivo es por supervivencia, va a salir huyendo y se le va a quedar pequeña la península. A menos que sea otro desesperado y le vaya bien cualquiera. Y tú no quieres estar con alguien cuyo único criterio es que tenga un útero para procrear, verdad? Pues a ellos tampoco les gusta que les vean como sementales.
Lo que quiero que os llevéis claro de esta perorata es que hay que ir relajados, a conocer gente, pasarlo bien, hacer amigos y lo que surja. Sin expectativas, que son la fuente de la frustración. Si la cosa fluye, te dejas llevar y a ver qué te depara el futuro. Déjate los moldes en casa y abre tu mente a todo tipo de personas y experiencias enriquecedoras. Que para eso estamos aquí hoy, para conocernos, mujeres y hombres, charlar, reírnos, compartir experiencias… y si te gusta alguien, pues brindas con cava, le guiñas un ojo, le tocas el hombro o una pierna, le propones quedar otro rato… ¡Y a vivir!
¡Feliz San Solterín pues! ¡Sin complejos!