Un paseo por una de las bodegas más visitadas del Marco de Jerez, rematado con un festín de ibéricos y pescados en Toro Tapas
Siempre es buen momento para hacer un periplo por uno de esos lugares que aúnan gastronomía, enología, historia y cultura en un mismo lugar. En este caso, Bodegas Osborne en El Puerto de Santa María, Cádiz, evoca casi 250 años de tradición bodeguera y una marca icónica que ha trascendido fronteras hasta convertirse en símbolo de lo español. Hablo, cómo no, de la famosa silueta del Toro de Osborne.
La aventura arranca con una visita guiada por la Bodega de Mora, empezando por el paseo de las Jacarandas, donde descubrimos bellos rincones mientras respiramos el aroma de la historia entre jardines y patios de postal como el del Magnolio o el de los Naranjos.
Y, cómo no, visitamos la Bodega La Derecha de Los Vinos Viejos de Jerez (VORS), y el museo Toro Gallery. Pero, además, hay otros espacios singulares como la Bodega San Miguel, el Salón Invernadero y el Salón La Fuente o la Bodega La Izquierda del Brandy de Jerez, donde puedes celebrar hasta tu boda, si tienes mucho interés en casarte.
Pero lo más interesante visita a la bodega, más allá de la explicación del velo de flor (que puedes apreciar en la imagen superior), del sistema de criaderas y soleras y de la arquitectura de las catedrales del sherry jerezanas, llega con la historia humana detrás de sus vinos VORS y RARE.
En los albores del siglo XVIII, dos eminentes figuras del mundo del sherry, James Duff y Juan Haurie, unieron sus destinos para crear una compañía que marcaría un hito en la zona. Poco después, se les uniría Thomas Osborne Mann, un avezado comerciante y bodeguero que, con su visión y tesón, catapultaría el negocio hacia nuevas cotas de excelencia.
Lo curioso es que, tras su prematuro fallecimiento, sería su viuda, la indomable Aurora Böhl de Faber y Ruiz de Larrea, quien tomaría las riendas de la empresa con mano firme y decidida, velando por su continuidad y legado pese a la corta edad de sus hijos. Su determinación la llevaría a hacerse con la totalidad de la compañía en 1857, sentando las bases de un imperio bodeguero que perdura hasta nuestros días y se va expandiendo más allá del territorio andaluz.
Los generosos ideales para un maridaje gastronómico en Osborne
Arrancamos en la maravillosa tienda de esta catedral del vino extraordinariamente rehabilitada con un fino en rama Coquinero de 6,5 años, pura magia salina y punzante.
Y durante la comida, llegamos a los VORS, esas rarezas de coleccionista de la DO Jerez – Xérès – Sherry con más de 30 años que te hacen perder la cabeza. El Sibarita VORS, un oloroso seco complejísimo. El Capuchino VORS, palo cortado para arrodillarse. Y La Honda en rama de 22 años, un amontillado Rare rare de los de verdad. Un buen ejemplo para adentrarse en lo que el tiempo, la madera y la magia del terroir gaditano pueden obrar en un vino.
Restaurante Toro Tapas, a juego con los vinos
Con los sentidos ya a flor de piel, nos trasladamos al restaurante Toro Tapas, en el corazón de la bodega, para maridar esos néctares con lo mejor de la despensa del sur. Y ahí es donde empieza el festín.
Abrimos boca con la feriante botella de Fino Quinta para acompañar el jamón Cinco Jotas, poesía dedicada al cerdo. Le sigue y combina muy buen una tosta matrimonio de anchoa y boquerón con alboronía y alioli que es el abrazo perfecto.
El Fino en rama La Honda de 11 años, todo un «viejísimo» señorón del Puerto, va fenomenal con la presa ibérica en carpaccio con trufas, piñones y vinagreta de lima y con el tataki de atún rojo de almadraba, manjar de nuestras costas, con un toque umami gracias a la soja.
Otro plato muy original es la paellera con unos fideos melosos con pulpo, alioli de ajo negro y huevo a baja temperatura que el personal de sala remueve ante los comensales y lo reparte con toda su untuosidad.
Y para culminar con la experiencia Cinco Jotas, la parrilla de cortes 100% ibéricos de bellota: solomillo, espinazo, pluma y presa en perfecta armonía y cocinados al punto exacto de jugosidad y ternura. Un catálogo de texturas y sabores que te hace entender por qué nuestra cabaña porcina es reconocida como la mejor del mundo.
Toro Gallery, visita indisociable
Antes o después de comer, no te puedes perder la visita a Toro Gallery, un espacio expositivo dentro de la bodega María Manuela, que data de 1841 y rinde homenaje a la historia del archiconocido Toro de Osborne, esa valla publicitaria, nacida en 1956 para anunciar el brandy Veterano, que nos ha acompañado en todos nuestros viajes y ha trascendido su función para convertirse en icono pop y seña de identidad de lo español.
Prueba de ello es su presencia en más de 90 ubicaciones dentro y fuera de nuestras fronteras. Por cierto, te sorprenderá lo pequeño que eres en comparación con el tamaño de su cabeza cuando te hagas el selfie porque la primera valla de madera ideada por la agencia Azor medía 4 metros, pero luego evolucionó a estructuras metálicas de 7 y, finalmente, 14 metros para adaptarse a las normativas, hasta la prohibición total de publicidad en carreteras en 1988.
Eso provocó que cantidad de personalidades y gente de a pie saliera a defender que no retiraran las vallas y dejasen que siguieran formando parte de nuestros paisajes, cosa que se consiguió en 1977, cuando una sentencia del Tribunal Supremo en 1997 «indultó» al Toro.
De ahí todas las expresiones artísticas de diferentes creadores de todas las disciplinas que le han rendido homenaje y se conservan en la Toro Gallery, donde podrás comprobar que la imagen se ha hecho universal, con su presencia en películas como “Jamón, Jamón”, en las zapatillas con las que Rafael Nadal ganó la Copa Davis en el año 2000 y otros artistas de la talla de Alejandro Sanz, Juan Duyos, Dalí, Swarovski o Keith Haring, la guitarra diseñada por Gibson Brands a partir de una barrica. Hasta tiene la Fundación Osborne que lo preserva a través de su labor social y cultural.