En pleno centro de Palencia, La Traserilla lleva años destacando por su amor a la gastronomía patria y al producto de calidad tratado con respeto y personalidad propia.

Da igual donde se ubique La Traserilla, en una casa del siglo XIX o en el local más grande del centro de Palencia, lo que lo hace único es el amor que pone esta familia, empezando por los abuelos, Asunción y Metodio, continuando por sus padres, Reyes y Miguel, y terminando por Luisme, sumiller y maitre que ha seguido echándole toda su bonita energía al negocio familiar a pesar del fallecimiento de su hermana Érika. Por suerte, dejó en herencia sus recetas y eso es lo que está conservando el equipo de cocina actual, encabezado por Raúl.

Lo que sale de sus fogones es una oda a las materias primas de calidad, a las recetas tradicionales con un toque de innovación y a una bodega que es un viaje por los mejores vinos de Castilla y León y del resto de España.

Nada más entrar, las vitrinas repletas del picoteo ideal para compartir adelantan la originalidad que nos espera. Y empezamos con buen pie con las supercroquetas de jamón, enormes y generosas, una corteza crujiente que envuelve el mejor jamón ibérico. Un bocado redondo que te conviene compartir para poder comer más.

Seguimos con un clásico de la casa: las anchoas con pimientos. Pero no unas anchoas cualquiera, sino las mejores de Santoña, curadas en salazón hasta alcanzar ese punto de saturación que las hace mantecosas y sabrosas. Sobre un lecho de pimientos de Torquemada, asados al horno de leña, que aportan un toque ahumado y con vinagreta de tomate, son una equilibrada combinación.

Y si de producto fresco se trata, las anchoas frescas del Cantábrico sobre queso con manzana son mi aperitivo favorito en este restaurante, con un vino dorado De Alberto para matizar. Porque el contraste entre el sabor intenso del pescado, la cremosidad del queso y la acidez de la manzana y la jugosidad del aliño es un juego de texturas y sabores que seduce al instante. Una propuesta única que nos recuerda la creatividad de Érika.

También como entrante, la pedazo de ensaladilla rusa con langostinos es un homenaje a la tradición. Pero aquí se eleva con una mayonesa casera ligera, unas verduras cortadas a la perfección y unos langostinos frescos que aportan un toque marino. Servida con hueva de trucha y pan de gamba, es un plato informal, reconfortante y fino a la vez.

Tras estos entrantes, nos entusiasmaron los boletus edulis recién cortados por la mañana, ensalzados de la forma más simple: con aceite Oro del Desierto y sal de escamas, una exquisitez sin artificios.

Podríamos haber pedido hamburguesa o paletilla de lechazo churro, la mejor categoría, tan típico de Palencia, o cualquiera de sus pescados; pero, como lo habíamos comido la noche anterior en la cena de Gala del Concurso Internacional de Patatas Bravas Uno de Brava, apostamos por esos chuletones madurados de Discarlux. Estas piezas de vacuno mayor, seleccionadas y maduradas durante 30 días, tienen una jugosidad, un sabor y una textura que los convierten en bocados de carne sublime con un añejo asumible para todos los paladares. Asados a la parrilla y servidos con su propio «huesaco», son el sueño de cualquier carnívoro que ame roer.

Si te queda hueco, prueba los postres porque merece la pena probar su tarta de queso al horno con frutos rojos, el brownie de chocolate y el semifrío de queso con crema de manzana reineta.

Una bodega de amigos

Para beber, déjate aconsejar porque tienen una carta de vinos con más de 150 referencias destacables, entre las que se incluyen Baden Numen, Raíz y Valderiz, de bodegas pequeñas y familiares, dirigidas por gente maravillosa que le da un valor especial al vino.

En cuanto a los blancos, destacan los de Eladio Piñeiro: «Frore de Carme», «Envidia Cochina» y «Amodiño», albariños diferentes, elaborados sobre lías de distintos años. Cabe mencionar que Eladio es único en no sacar vino de añada, todos sus vinos salen de la bodega al año siguiente.

También es admirable un vinazo que pertenece a la D.O. Rueda, «Dorado de Alberto», un vino rancio exquisito, muy típico de Serrada, que nos entusisasma. Otros vinos que merecen mención especial son el dulce «Amantia», un vino de hielo de nuestro querido Rubén, de Bodega Valdesneros, de Arlanza… Y vamos a dedicarle mención especial a «Salgüero», que Prado Rey elabora en blanco, tinto y rosado. Destacamos este por su coupage de tempranillo, merlot y albillo mayor, que recibió el Premio Alimentos de España al Mejor Rosado 2024. Un rosé elegante y exquisito, complejo y tan rico que también ha obtenido el premio Bacchus de Oro y mejor rosado de la XXII edición del famoso concurso; es Gran Medalla de Oro en la Sesión de Vinos Rosados del Concurso Mundial de Bruselas y Vino rosado revelación español. Tiene 92 puntos Suckling y 91 Peñín, ¡así que pídelo dondequiera que lo veas!

He de reconocer que, por bueno que esté todo, La Traserilla no sería lo mismo sin su servicio atento, profesional y cercano, con ese Luisme sonriente que te hace sentir como en casa desde el primer minuto. Y sin un ambiente acogedor y casero, con manteles de cuadros, paredes de piedra y una decoración que mezcla lo rústico con toques modernos.

O sea, La Traserilla es un imprescindible de Palencia que lleva décadas rindiendo culto a la mejor materia prima, a la cocina sin artificios y a la hospitalidad castellana. Un lugar donde dejarse mimar por sabores auténticos y disfrutar de una experiencia gastronómica memorable. No en vano, se ha ganado el favor de clientes locales y foráneos que lo consideran su segunda casa. ¿Te apuntas a descubrirlo?

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