- Las noches se ponen interesantes con la propuesta de tapeo de Iñaki Rodaballo en este restaurante vasco que ya lleva una década petándolo a mediodía con sus carnes y pescados a la parrilla y exquisitos guisos.
Un capítulo estelar se ha abierto en la historia de Latxaska Etxea, el renombrado restaurante vasco en Madrid que ya te contamos en este artículo, con la incorporación al equipazo de Máximo Alesanco y Carlos Pérez del galardonadísimo chef Iñaki Rodrigo, apodado como «Rodaballo» porque hace décadas trabajaba en una sidrería y siempre recomendaba el rodaballo cuando iban a comer sus amigos.
Esta apuesta (que me parece más que lógica por lo maravillosos que son todos ellos) no solo redefine la experiencia gastronómica en el establecimiento de Legazpi, sino que lo sitúa como una de las opciones más interesantes para ir a cenar de lunes a sábado, ya que se puede hacer un divertido tapeo, más allá de las carnes maduradas y los pescados.
Porque Rodaballo entendió hace mucho tiempo que, si quería que la gente disfrutara comiendo, tenía que divertirse él cocinando. Por eso su alias destaca en la escena culinaria española por su éxito en concursos de pintxos y tapas, e incluso en el de patatas bravas Palencia Brava con sus Candy bravas.
Ahora asume el papel de líder en la cocina de Latxaska Etxea tras una experiencia de más de 30 años en grupos de renombre como Sagartoki, Superchulo y La Mucca, sumando su profundo conocimiento de la gastronomía vasca y en miniatura a la exigencia de calidad de producto y exquisitez de Latxaska Etxea.
El espíritu Rodaballo en Latxaska Etxea
Lo que diferencia a Iñaki Rodrigo no es solo su habilidad para crear platos exquisitos, sino su enfoque en la excelencia de las creaciones en miniatura y su capacidad para elevar cada bocado a nuevas alturas, como puedes comprobar en las tapas de las fotos, todas ellas premiadas y, te lo aseguro, exquisitas. Sin lugar a duda, esto va a sumar a Latxaska Etxea un plus de innovación y hedonismo mayor si cabe.
El restaurante, bajo la dirección de Máximo Alesanco y Carlos Pérez, es conocido por su habilidad para seleccionar los mejores productos y originar guisos que rozan la excelencia. La fusión de esta propuesta diferencial con la creatividad de Rodaballo da como resultado una carta que cautiva los sentidos y deja una impresión duradera en cada comensal (la experiencia es difícil de olvidar, sobre todo, por los trampantojos).
Uno de los restaurantes vascos más puristas de Madrid
Esta colaboración culinaria abre un abanico de posibilidades que, literalmente, me ha hecho volver dos noches seguidas. La meticulosa selección de ingredientes auténticos y la obsesión por cocinarlos con generosidad se fusionan con el talento y la creatividad de Iñaki, que es un genio loco en los fogones. Sus tapas, enriquecidas con sabores audaces y presentaciones muy cachondas, están destinadas a convertirse en las favoritas de la barra, superando las expectativas que tenemos sobre los restaurantes vascos.
El enfoque en la calidad y el placer del cliente es un punto en común en el camino de Rodaballo y de Latxaska Etxea. Por eso, me atrevo a afirmar que los restaurantes vascos de Madrid van a tener que ponerse las pilas para superar esta propuesta conjunta que también tiene postres espectaculares como la cheesecake.