- ¿Eres uno de esos winelovers que siempre están en busca de nuevas sensaciones para el paladar? Entonces prepárate para sentir las estrellas en el cielo de la boca con esta colección de vinos espumosos que te transportarán a las viñas entre mar y montaña: Titiana de Can Matons.
Can Matons, un proyecto vitivinícola que honra la historia, la tradición y el legado de la D.O. Alella en Barcelona, nos presenta su última creación: una sensacional trilogía enogastronómica compuesta por Titiana de Can Matons Pansa Blanca 2016, Titiana de Can Matons Pinot Noir 2018 y Titiana de Can Matons Vi de Guarda 2013 (chardonnay y pinot noir).
Estos vinos efervescentes nacen de viñedos ubicados cerca del mar, en la pintoresca región de Maresme de la D.O. Alella. La influencia del mar actúa como un regulador natural de temperatura, creando condiciones ideales para que las uvas maduren rápidamente y adquieran una calidad excepcional para la elaboración de vinos espumosos, que es una apuesta muy poderosa de sus bodegas, frente al Penedés y a la DO Cava.
Titiana de Can Matons destaca por su carácter gastronómico, porque marida fenomenal con todo lo que le pongas, y por su autenticidad, sin disfraces, como la propia finca en la que los probamos, rústica y encantadora. En la cata, se me fueron abriendo los ojos como platos y las papilas como alas de mariposas con los sabores tan espectaculares que se fueron desvelando. Te los desgrano:
Un Titiana de Can Matons, por favor
Titiana de Can Matons Pansa Blanca 2016 es el más característico de Alella, el más maduro y afrutado de la colección. Producido con la variedad autóctona Pansa Blanca, ofrece un color amarillo subido y cautiva con sus aromas a anís, flor seca y cassis en nariz, fresco y goloso. Por su cremosidad y burbuja fina, que ayuda a que fluya el vino, es sabroso y con un puntito apimentado al final, dejando un regusto memorable.
Titiana de Can Matons Pinot Noir 2018 es el más suave, fresco y elegante de los tres. Elaborado con 100% Pinot Noir, te va a conquistar con su color rosado pálido y sus seductores aromas de frutos rojos del bosque, especialmente la frambuesa. La madera le da tensión en boca, alargándolo con matices como a marshmallow, y con una corpulencia y una sabrosura irresistibles, con un postgusto prolongado que te hará desear otro sorbo. Al igual que los demás vinos de la colección, su producción es limitada, lo que lo convierte en una verdadera joya enológica. 20,95 euros.
Por último, Titiana de Can Matons Vi de Guarda 2013 nos sorprende con su larga crianza y su carácter envejecido. Producido con una selección de las variedades Chardonnay (64%) y Pinot Noir (36%), asombra en nariz con un festival de aromas que anuncia el espectáculo que se viene en boca, seco y nada dulce, pero como una pastelería en matices gracias a su prolongado envejecimiento, complejo y divertido a la par que gastronómico, con una burbuja sutil y fina que solamente acompaña al vino, no lo determina. Este exclusivo espumoso es ideal para acompañar carnes y platos más contundentes. 25,95 euros.
Sus hermanos mayores en blanco
La misma bodega de Can Matons tiene unos vinos tranquilos blancos, de la típica pansa blanca de Alella, que hemos podido catar y os traemos aquí para vuestro disfrute y solaz si preferís los vinos blancos a los espumosos.
Can Matons Santa Maria de Martorelles es un monovarietal blanco de pansa blanca, con aromas de fruta blanca, flores y frutos secos, y un fondo tostado. Proviene de viñedos ecológicos de más de 60 años y se fermenta lentamente en barricas de roble, de ahí que notes las levaduras en nariz. Destaca su sequedad y el punto salino, reflejo del suelo de sauló. 18 euros.
Can Matons Sant Fost de Campsentelles es otro blanco que refleja las parcelas más significativas de Sant Fost de Campsentelles, de viñedos ecológicos de entre 20 y 80 años. Su intensidad aromática va de la fruta blanca a las notas florales, y en boca es voluminoso, untuoso y con un largo postgusto. 18 euros.
La Vinya del Músic es otra joya de pansa blanca de un viñedo centenario de Sant Fost de Campsentelles. De color amarillo con reflejos dorados, en nariz, combina notas de flores blancas con frutos secos, mientras que en boca resulta cremoso, sedoso y redondo, con una salinidad que produce un aftertaste persistente de esos que casi masticas. 46 euros.
La Vinya de Can Xec es el último blanco de la colección que proviene de un viñedo de cuatro hectáreas de pansa blanca plantado en 1999 en Montornès del Vallès. En nariz, frutas de hueso, pétalos de rosa y especias. En boca, tiene nervio, es potente, con una intensidad muy interesante en el retronasal. 46 euros.