• El barro es un recipiente histórico para conservar el vino y darle la madurez sin perder el frescor del terroir y las varietales autóctonas, sin la influencia de la barrica en los sabores y aromas

La elaboración de vinos en ánforas, tinajas o tinas de barro es uno de los inventos más antiguos de la civilización, tanto para su crianza como para su transporte. Durante siglos, muchas de esas tinajas fueron abandonadas al fondo de bodegas históricas en pos de la crianza en barricas. 

Pero hete aquí que, en los últimos años, hay una creciente tendencia que lleva a cada vez más enólogos o bodegueros independientes a recuperar esas vasijas de arcilla o a mandárselas hacer al alfarero de la zona, como hacen en Parès Baltá o Torre del Veguer con tierra de su propio terreno.

Algunos son elaboradores de vinos naturales, otros son enamorados de la biodinámica y otros, simplemente, quieren experimentar con otros recipientes que respeten más el terroir -y las variedades autóctonas- de lo que lo hace la madera, que aporta muchos más matices a los vinos. 

El barro o la cerámica también pueden influir en el resultado final según su porosidad, entre otros factores, y a algunas uvas les sienta mejor que a otras, pero sus defensores están obteniendo grandes vinos como los que te mostramos a continuación, de muy diferentes estilos y precios.

Delicias de 10 a 18 euros

Exedra Garnatxa Blanca 2020

Tras la fermentación y crianza en ánfora de barro, este blanco de Bodegas Puiggròs, dentro de la la DO Catalunya, resulta muy sutil en nariz, cítrico y mineral, seco y amplio en boca, refrescante y ligero, fácilmente combinable y con muy rica acidez. 14,5% Vol. 10,25 euros.

Zinca de ánfora 2020

Un exquisito blanco de garnacha blanca 100%, envejecido en tinajas de barro por Víctor Clavería, sin clarificar ni filtrar, para que la naturaleza siga su curso. Y lo hace con notas cítricas, a melocotón y albaricoque, con un paladar envolvente, acariciante, sabroso, intenso y final apoteósico. 15% Vol. y 14,90 euros.

Clos Ancestral 2019

Es el coupage con el que la Familia Torres, dentro de su proyecto de recuperación de variedades ancestrales en la DO Penedés, presenta la moneu, que aporta fruta roja, fresca, especiada, así como elegancia, finura, equilibrio y buena acidez, con taninos muy suaves, mucha intensidad aromática y pura piruleta en boca.

En este blend, el 50% de ull de llebre (tempranillo) pone la base de la madurez, el fruto negro, complejidad y volumen, mucho nervio; y el 30% de garnacha aporta acidez y tensión. A eso se le suma la crianza en barrica y en depósito de cemento y sale un tinto muy perfumado y complejo en nariz, especiado, un poco ferroso y terroso en boca, con un retrogusto largo, afrutado y mineral, 14% Vol. 14,90 euros

Jeronimus 2017

Es un vino de piedra de garnacha y syrah que Torre del Veguer elabora siguiendo las costumbres de los monjes Jerónimos de 1413, en el sentido de hacer la fermentación en lagar de piedra y una crianza en ánfora de cerámica. De ahí sale un reconocidísimo tinto con mucha fruta silvestre roja y negra, especiado y muy bien redondeado, sin dejar de ser tan contundente como para sostenerle el pulso a un entrecot. 14% Vol. 15,95 euros.

Altolandon by Rosalía

Es un 100 % garnacha tinta de cepas centenarias en viñedos de pie franco situados entre el pico de Javalambre y el Cerro Calderón (Cuenca, DO Manchuela). La curiosidad es que fermenta en tinajas de terracota durante ocho meses y el ensamblaje nos lleva a una riqueza aromática deliciosa, a rosas, a frutas rojas, al sotobosque de la montaña, e incluso a sus minerales. Mientras que en boca tiene mucho cuerpo sin dejar de ser fresco, además de largo y consistente. 13,5 % Vol. 18 euros.

Joyas para dar y regalar

Amphora Brisat 2019

A veces un vino te sorprende por su versatilidad, por su capacidad de maridar los alimentos más complicados de armonizar. Hicimos una cata mano a mano con la enóloga Marta Casas, que lleva años experimentando en la bodega Parés Baltà con diversas técnicas enológicas para obtener lo mejor del xarel.lo en ánfora.

Y el premio, finalmente, es este delicioso milagro de la sumillería, capaz de acompañar con sobresaliente unas sardinas marinadas, unas alcachofas, un ceviche con chile y cilantro y un steak tartar con encurtidos, incluso solo está de premio mundial. 12,5% Vol. 24 euros. 

La Cañada del Jinete 2018

Este tinto natural proviene de un viñedo de 40 años de monastrell situado a 990 metros de altitud y Julia Casado Marco, viticultora independiente de la bodega modular La del Terreno (DO Bullas, Murcia), lo fermenta en tinajas de barro tradicionales y, posteriormente, envejece durante nueves meses en fudres de madera usada y lo embotella sin filtrado ni clarificado.

El resultado es una monastrell con una expresión madura apabullante, profunda, larga en el retrogusto y acompañante con personalidad de un chuletón de atún de almadraba (sí, existe). 14% Vol. 27,90 euros

La Romana

De Can Bas Domini Vinícola, una bellísima finca en la DO Penedès que nos cede la foto de portada, son palabras mayores: es impresionante este blanco 75% chardonnay y 25% xarel.lo que te epata con una macedonia de frutas tropicales y de hueso en helado de vainilla, resultando suave, envolvente, aterciopelado, sedoso; es como un traje a medida de alta costura sin dejar de limpiarte la boca entre bocado y bocado con su frescor y su acidez exquisitamente equilibrada. Con marisco, qué menos. 14% Vol. 45 euros.

Un comentario en «Ocho vinos de ánfora en tinajas que jamás esperarías»

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