- Un escandaloso local de tres plantas donde puedes pasar del mediodía a la madrugada sin repetir experiencias de lujo deslumbra en la calle con las fachadas más modernistas de Barcelona
El portalón de Jacqueline Barcelona llama la atención por su colorido festivo y por las formas modernistas en madera, como las de la Casa Batlló del maestro Gaudí, pues su nombre está escrito discretamente en una chapa dorada de lo más elegante, anunciando lo que se viene adentro.
Mucho art noveau, plumas hasta en sus preciosos baños, techos altos, telas elegantes, formas surrealistas, espejos gigantes… Rincones y espacios arquitectónicos inspirados en el teatro, la pintura del siglo XX y la artesanía de alta gama que caracterizan a Rockwell Group.
Si vas entre semana al menú del mediodía, ya te llevarás una idea de la propuesta gastronómica del chef Dani Padró, formado en la prestigiosa escuela Hoffman de Barcelona y curtido en diversos restaurantes con estrella Michelin a nivel internacional.
Si bien, sobre todo, te recomendamos el brunch durante los mediodías de los domingos, con una carta saludable a la par que atractiva, en la que destacan sus huevos rotos con jamón, los huevos Benedict o la tortilla abierta con trufa y champiñones, la tostada de salmón o sus gofres y panqueques. Por supuesto, acompañado de cócteles como la Mimosa o el Bloody Mary o de espumosos, a escoger.
Champagne Bar y coctelería aspirante a The World’s 50 Best Bars
En ese sentido, estamos de enhorabuena por la apertura de su flamante Champagne Bar, sito en la planta de arriba y con acceso limitado por invitación, a modo de speakeasy con mucho glamour y selección musical distinta al resto de los espacios del amplio local. Traspasando una puerta de flores, te adentras en un hermoso jardín donde Sergio Pardo, un coctelero que tiene la originalidad de haberse formado con los mejores chefs, elabora originales y sofisticados cócteles inspirados en flores, pero que no llevan esas flores. Por ejemplo, el cóctel lavanda no lleva lavanda, sino que se emulan sus sabores con técnicas innovadoras que hasta hace poco solo se utilizaban en la cocina. Los cócteles son prácticamente comestibles, aunque puedes acompañarlos con algo salado para picar o un postrecito. Las copas, de cristal ligero, son un diseño exclusivo de Ferrán Collado.
Como su propio nombre indica, el Champagne Bar está especializado en champanes, por eso ofrece una selección de 60 tipos, con siete disponibles para degustar por copa gracias a su vanguardista tecnología de conservación y a precios que van desde 88 euros hasta 3.100 euros por botella. También tienen algún cava y Corpinnat, pero estos son mucho más abundantes en la profusa carta de vinos que se sirve en los comedores de las dos plantas inferiores.
Distintos salones para cada ocasión en Jacqueline Barcelona
La bodega, colindante con la cocina, da paso al salón rojo, un lugar íntimo con reminiscencias a un cabaré, ideal para cenar en pareja en plan romántico con piano y cantante en vivo. Aunque la música en directo se alarga hasta las 2 de la madrugada para quienes quieran mover el esqueleto para bajar la cena.
Otra opción es quedarse en la barra de la entrada, la coctelería principal donde se preparan los cócteles para quienes quieran maridar de una forma alternativa los platos de cocina internacional. Son cócteles de autor que te recomendarás según tus gustos habituales en coctelería, distintos pero con referencias reconocibles. Entre los cócteles del Champagne bar y de la barra, Jacqueline apunta maneras para entrar en el ranking de los mejores bares del mundo “The World’s 50 Best Bars”.
Gastronomías muy eclécticas en Jacqueline
Entre sus distintos tipos de cocina exótica (más allá de la española, mediterránea y peruana) destaca la barra japonesa estilo omakase, donde el chef crea cada día un nuevo menú degustación estilo japonés clásico para compartir entre seis personas. Ni más, ni menos.
Pero tranquilo, que si te gusta el pescado, el ceviche de corvina con su leche de tigre cremosa y el toque picante del rocoto estaba delicioso, no sé si tanto o más que el tartar de gambas cremoso y con el toque cítrico justo. Y el giindara, el confuso bacalao negro que NO es bacalao, sorprende a todo el mundo con su delicadeza y textura suave, muy bien complementado por verduras como el anisado hinojo.
Hasta el cremoso hummus estaba sublimado por la salinidad de una anguila ahumada, aceituna kalamata y caviaroli. Una explosión de sabor mediterráneo. En la parte cárnica, la croqueta de cecina con foie y sutil compota de manzana dejaba un buen poso, pero sobre todo habría que felicitar al chef por el cochinillo confitado, que se deshacía en la boca al más puro estilo segoviano. Para culminar la experiencia, un postre a base de maracuyá sella la cena con una nota ácida muy refrescante y digestiva.
Por cierto, si aún no has hecho planes para Nochevieja, en Jacqueline Barcelona se va a montar la grande porque, después de cenar, las tres plantas se van a convertir en una inmensa e imparable fiesta hasta las 5 de la madrugada. Tú eliges cuándo y para qué quieres gozar de la amplia oferta de este emblemático lugar.