En estos tiempos de Tinder y conexiones líquidas, es necesario ser ágil tanto para seducir como para entender si la otra persona tiene interés en profundizar. Te revelamos los trucos

Tanto en las interacciones heterosexuales como homosexuales, las redes sociales y aplicaciones de contactos han dado un vuelco a la manera en que nos conocemos hasta el punto de que ya es más frecuente ligar por Tinder, Grinder o por mensaje directo de Instagram que en la barra de un bar, donde en todo caso se queda para una primera cita en la que nos lo jugamos todo a la primera impresión.

Por eso necesitamos aprender a interpretar lo más rápido posible la comunicación no verbal que nos envía inconscientemente nuestro interlocutor, más allá de lo que dice o quiere decir con sus palabras, que, muchas veces, pueden ser totalmente contradictorias. 

Para evitar confusiones, los expertos recomiendan analizar “todas las variables de la postura, la expresión facial, los gestos que ha hecho y lo que está diciendo, comparándolas todas, para poder sacar una conclusión y evaluar todo el cómputo global con objetividad”.

Ya adelanta Cristian Salomoni, psicólogo de la Asociación Comunicación No Verbal (ACONVE), que “si una persona está interesada en ti, te lo demuestra con su comunicación verbal y no verbal, con todo y de forma congruente”.

Salomoni es profesor universitario y criminalista experto en Comportamiento No Verbal (CNV) y define “la comunicación no verbal como una comunicación emocional a través de los gestos, que, en el tema de la seducción, son muy interesantes porque permiten entender qué está sintiendo la persona en ese momento”.

Te traemos de su mano 10 claves básicas:

  1. ¿Es natural o lo tiene todo estudiado? Los psicólogos se fijan, y tú deberías empezar a hacerlo, en “si es una pose estudiada o no”, y luego analizan la proxémica, que es el manejo de las distancias: “nos acercamos a las personas que nos gustan y nos alejamos de las que no nos gustan”. Cuando estés ligando con alguien, examina si “se acerca siempre más, si su cuerpo está dirigido hacia ti y no tiene el pie dirigido a la salida, que es algo inconsciente, pues cuando sentimos algo como peligro, intentamos huir”. 
  2. “No tienes que ir de nada que no te represente, lo cual no quiere decir ni ir desaseado, ni que te pongas una camisa y una corbata, sino con lo que te guste y te dé seguridad para conseguir tu objetivo. Has de ser coherente con el mensaje que quieres enviar, no vender algo que no eres”. 
  3. Sácale partido a tu personalidad: Salomoni ejemplifica que un introvertido tendrá una comunicación no verbal más tímida, pero puede sacarle provecho con esas miradas ‘inseguras’ y dar más datos objetivos de sí mismo, más que hablar de sentimientos. En cambio, una persona más extrovertida tendrá una comunicación no verbal más enfática y tendrá que expresar más sentimientos”. Si es tu caso, ahórrate posibles equívocos “con una comunicación lo más clara, directa, sencilla y congruente posible”, porque la otra persona quizá puede interpretar que le estás enviando señales seductoras cuando en realidad tú simplemente eres así de espontánea y abierta con todo el mundo. 
  4. Partiendo del respeto a la propia personalidad, dado que la gente te va a querer como eres, el experto recomienda “hacer el ejercicio de ponerse en el lugar del otro, de que el extrovertido juegue con su parte introvertida y el introvertido con su parte extrovertida, puesto que todos somos un continuo y podemos trabajar con todos los grados de la personalidad que tenemos” para seducir de forma inteligente a la persona concreta que tenemos enfrente. 

Señales de seducción claras

Para ello, utiliza el secreto del raport: “cuando estamos en sintonía con una persona, tendemos inconscientemente a adquirir su misma postura, a hacer sus mismos gestos, como si fuera un espejo”. Pero el caso es que puedes simularlo “poco a poco, a propósito, para generar esa sintonía mutua, para que la persona se sienta importante”. 

Hay otros truquillos y gestos prosociales que implican proactividad: “estoy aquí, estoy presente en el contexto y quiero comunicar; todo gesto comunicativo que nos acerque a los demás son aconsejables”. Por ejemplo, el toque mágico del Rey Midas, que se da en el antebrazo por debajo del codo, “es un toque no demasiado íntimo, con lo cual no lo sientes como un ataque, pero tampoco es demasiado alejado como para no generar una sensación de confianza, bienestar, mucha seguridad, empatía…” Simplemente, significa «me interesas, quiero saber de ti, quiero comunicar contigo», aunque tocarle la mano sutilmente también puede dar esa impresión.

Lo fundamental para tener éxito es demostrar interés “mediante una escucha activa, la cabeza ladeada, una mirada que sigue el juego de mirar a los ojos, sonreír, bajarla y volver a mirar a los ojos mostrando interés (no una mirada penetrante y fija en plan psicópata) y con una expresión facial positiva, de alegría”. Al fin y al cabo, “las miradas son puentes que nos alejan de nuestra soledad”.

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En la película Qué les pasa a los hombres, muy recomendada por el psicólogo, “se viene a decir que no malinterpretes cosas que yo no he pensado siquiera, es que yo soy así, no es nada personal contigo”. Por eso, para no llamarte a equívocos, es interesante “ver cuándo el comportamiento de una persona cambia siempre ante ti y por ti, porque estás tú en particular”. Eso sí que sería interpretable como algo personal en el sentido de «le caigo mal, si toda la comunicación no verbal es negativa» o «le caigo bien, hay interés, porque toda la comunicación no verbal es más de atención, sonrisa, alegría, complicidad…» 

Cuando tú piensas ‘le gusto a ese chico o esa chica’, te guías por un sexto sentido, pero los psicólogos saben que “ha habido algo que te ha hecho sentir eso, y es la comunicación no verbal, lo que no se dice pero tú estás notando, como cuando comentas: ‘me gusta esa persona, no es guapa, pero hay algo, hay feeling, química, atracción…’ Normalmente, se debe a que nos ha hecho un gesto que nos ha gustado, su compostura nos ha parecido muy atractiva, con una postura muy segura, altiva incluso, que, sin embargo, a otra persona igual le provocaría rechazo”.

Señales de seducción cero

Son señales de cero interés en una cita: “las miradas cruzadas u opuestas, los toques fallidos, las caras de escepticismo, de desprecio, de incredulidad; los brazos cruzados, el cuerpo echado para atrás; cuando no hay ninguna direccionalidad compartida, las piernas no van hacia la otra persona y se intenta evitar todo contacto…” Si ves ciertos gestos de incomodidad, “como mirarse el reloj, jugar con la pulsera, el anillo y la cadena, mirar el móvil, etc. tendrás que decantarte por que eso no va a ningún lado, el otro está por estar”.

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Igualmente, presta atención y trata de “percatarte de si tus estímulos, tus mensajes, la información que mandas es congruente con lo que espera tu interlocutor, saber si se está sintiendo nervioso o incómodo y si es debido a la primera cita o a que está a disgusto”. 

El lugar de la cita también transmite mucho, no solo de la personalidad de quien lo propone sino de las intenciones de mayor o menor compromiso. Todo el mundo se plantea a la hora de concretar: ‘¿cómo puedo lucir más, dónde vamos, cómo puedo zafar mejor si no funciona?’ Salomoni propone “ir pasito a pasito, del café, a la cerveza, la cena, una copa… según vaya fluyendo”.

No obstante, de acuerdo con las estadísticas que maneja ACONVE, “el sitio de quedada más elegido es el cine porque no hay que hablar, así se evitan ese miedo, para romper el hielo empiezan por estar uno al lado del otro y hablarse con cuentagotas, mientras van pensando si se ven con esa persona o no antes de tener una conversación más profunda”.

Por último, volviendo a Qué les pasa a los hombres, evítense silogismos del tipo: ‘me está tratando mal, entonces me quiere. Si me está tratando bien, entonces me quiere…’ El psicólogo es contundente: “No, vamos a ver, si te trata mal, no te quiere; punto. Si siempre busca una excusa para no verte, si cuando estáis juntos anda más pendiente del móvil o de la cerveza que de ti, empieza a jugar con un anillo… pues no está interesado en ti. Aunque puede pasar al revés: que esté muy interesado en ti y no te enteres”. Si aun así dudas, pregúntalo, ¡no elucubres por tu cuenta!

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