La eclosión gastronómica de Madrid está convirtiendo la capital española en un referente a nivel internacional donde todos quieren estar. Te llevamos de paseo por sus grandes hitos.

Madrid está que se sale. Si a nivel monumental, museístico y teatral siempre ha sido una capital muy interesante, ahora la hostelería ha pegado un subidón y tenemos a un boom de aperturas y ferias profesionales que la han convertido, definitivamente, en el epicentro estatal.

Desde el fin de la pandemia, estamos asistiendo a un sinnúmero de inauguraciones de restaurantes de alto nivel que siempre están a tope, y no sabemos cómo, porque es difícil pagar menos de 50 euros por persona. Pero aquí vamos a intentar recomendaros dónde bajar el ticket medio. Ahora bien, antes, vamos a dar una vuelta por Madrid, que no todo va a ser comer.

De Madrid al cielo entre turismo y gastronomía

Un paseo monumental y artístico

Sin ninguna duda, tenemos que empezar por el Paseo del Arte porque, en más o menos un kilómetro, se concentran el Museo Thyssen-Bornemisza, el Reina Sofía, que es un espectáculo; y el Museo del Prado, que, por cierto, ofrece una experiencia nocturna el primer sábado de cada mes donde puedes contemplar obras de Velázquez, Goya, El Greco, Tiziano, Rubens o El Bosco. Hay una Tarjeta Paseo del Arte que cuesta 32 euros y permite visitarlos los tres. De ahí, vete de cañas por la zona de Huertas a las míticas tascas de La Dolores, Los gatos y Cervecería El Diario.

Ojo porque el Paseo del Prado y el Buen Retiro, paisaje de las artes y las ciencias, conocido también como Paisaje de la Luz, fue declarado Patrimonio Mundial de la UNESCO. Ni se te ocurra irte de Madrid sin dar un paseo por el parque de El Retiro. Yo a veces me voy a correr por allí e incluso me he apuntado a clases de yoga que organizan grupos por allá.

De ahí tienes que ir a Taberna y Media, donde, entre otras delicias, hacen las patatas bravas que ganaron la primera edición del Concurso Internacional de Patatas Bravas en Palencia 2020.

Paseando por el Madrid de los Austrias, nos encontramos con el Palacio Real y la Catedral de la Almudena, donde se recomienda parar en el Mirador de la Cornisa, con vistas al Campo del Moro y a la Casa de Campo para hacer unas lindas fotografías.

Y cómo no cruzar por la Plaza Mayor de Madrid, en el corazón del histórico Madrid de los Austrias, antes de ir a La Latina al famoso Rastro y a picar algo por la Cava Baja, donde podrías intentar ir a comer unos huevos rotos a Los hijos de Lucio, enfrente de la famosa Casa Lucio, que sale más caro.

La famosa Puerta del Sol está totalmente levantada hace meses, pero puedes pasar por un lateral para ver el Oso y el Madroño, aunque ve sin expectativas porque es mucho más pequeño de lo que aparenta. Al lado te puedes comer uno de los famosos cocidos madrileños o unos callos en el Lhardy, que está recién restaurado y  es una verdadera belleza de interiorismo.

El boom de la gastronomía variada

Haya celebración futbolística o no, tienes que ir a ver la Fuente de Cibeles y seguir hacia el barrio de Salamanca, para comer por las calles de Jorge Juan, Velázquez, etc. Por Ejemplo, te encantará Lobito de Mar, donde el chef Dani García hace sus míticas recetas y experimentaciones como el pescado madurado. Aunque también puedes ir a Dani Brasserie en el rooftop de las espectaculares Galerías de Canalejas, que se han convertido en un hall gastronómico muy interesante.

Y está muy bien para comer distintas especialidades, pero bien es verdad que te va a salir mucho más económico en los mercados gastronómicos menos turísticos, como el de San Fernando, en Lavapiés; el de Mostenses, por San Bernardo y Plaza de España; el de Antón Martín o el de Vallehermoso; además del Mercado de San Miguel, del que ya os hablamos en nuestro artículo de bonitos mercados de España.

Ni que decir tiene que has de echarle un ojo a la Puerta de Alcalá, donde tienes una cita obligada en Flamenco de Leones, un precioso establecimiento con decoración andalusí donde tapeas en una taberna andaluza antes de seguir con el plato principal y con los postres mientras disfrutas de un espectáculo flamenco de los más auténtico. Luego te puedes bajar a la coctelería Lady Bongo, que simula un acuario porque tiene comida del Pacífico.

Si prefieres la comida tradicional, desde luego, has de ir a Manolo 1934, donde la cuarta generación conserva las recetas de su bisabuela con absoluto respeto a la tradición, tanto en la ensaladilla y las croquetas como en el pulpo, los chipirones en su tinta y los callos. ¡Por no hablar de su tarta de tres quesos!

Para los carnívoros, dos templos: la brasa de Piantao, en Chamberí y en Legazpi, con carnes argentinas de Pampeana, de lo más premium, regadas con vinos argentinos, y acompañadas por guarniciones como cogollos y aguacate a la brasa superoriginales. El segundo, Latxasca Etxea, es un vasco donde el producto es el protagonista y los chuletones, los ahumados y los arroces son de calidad exquisita.


Ahora bien, mi última experiencia reciente ha sido en DeAtún, donde el chef, Damián Ríos, domina el arte culinario del atún rojo salvaje de almadraba como ingrediente principal y eje de toda una carta de creaciones a cuál más imaginativa.

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