• Pequeños productores, congregados en Divino Ribera, y otras bodegas familiares de la DO famosa por sus tempranillos con grandes crianzas están elaborando robles a precios asequibles

Reconozco que le debía un reportaje a la DO Ribera del Duero, una de las denominaciones más conocidas de España en el mundo, gracias a esos tempranillos (o tinta del país), la mayoría con barrica, tan característicos e identificables que transmiten la dureza del clima castellanoleonés y, por ende, la de su vasto terreno.

He tardado por dos razones: una, porque ya tienen marketing de sobra y yo siempre prefiero dar a conocer Denominaciones y bodegas que tienen menos posibilidades de pagar por aparecer. Y la segunda es que algunos son tan conocidos que nos costaba encontrar aquellos con los que sorprenderos con una excelente relación calidad-precio.

Pero me he empeñado un poco en la búsqueda y los hay, claro, y aquí os traigo bodegas que lo demuestran y alguna otra que se sale de lo que el Consejo Regulador admite.

Pero, además, indagando, me he topado con los pequeños productores de la Ribera del Duero, congregados en Divino Ribera, que surgió como plataforma de soporte a los viticultores independientes, con bodegas familiares y con un profundo respeto por las tradiciones. Enólogos que se empeñan en elaborar “vinos auténticos, sin artificios, reconocibles por el sello de identidad de cada productor, porque cada vino es único”.

En su mayoría, se trata de tintos del estilo roble, esas crianzas breves en barrica que se hacen ahora para respetar más la variedad, en lugar de transformarla con las clásicas reservas que pulían la tempranillo hasta que parecía que estabas lamiendo un ataúd. ¡Pero hay sorpresas!

1. Rubén Ramos Roble 2018: un tempranillo procedente de las viñas que Rubén Ramos cultiva en el término municipal de Peñafiel con un reposo de seis meses en barrica de roble y posterior maduración en botella. En nariz es como entrar a una frutería, de hecho, la retronasal tras pasar por la boca también es afrutada. Y es tan glicérico que la lágrima cae a raudales por la copa. 14% Vol y 6,50 euros.

2. Desalva roble 2018: un tinto joven, amplio, de una complejidad aromática y una sutileza untuosa en boca muy de agradecer, con la fruta de la tinta del país muy bien tamizada en los taninos y el toque a vainilla de su paso durante cinco meses por barricas de roble francés y americano. Es obra de Salvador Cristóbal, vinatero de una pequeña bodega familiar ubicada en Quintanilla de Arriba, Valladolid, que se empezó cuestionando que “si la naturaleza y los sentimientos no son siempre igual, por qué el vino tendría que serlo”. 14% Vol y 7,10 euros.

3. Sarmentero Roble 2017: otro semicrianza con 100% tempranillo procedente de los viñedos de Pago de Oyales y Pago de Peñuelas de la bodega Sarmentero, que lo envejece durante cinco meses en barrica para conferirle ese aroma a frutos secos y a madera tostada, y esa estructura ligera, nada pesada. Al primer trago resulta un poco astringente, pero luego suelta toda su intensa expresión frutal a frutos silvestres y va entrando suave. 14% Vol y 7,50 euros.

4. Mogar Roble 2018: de la bodega Pagos de Mogar, no se ganó por casualidad la Medalla de Oro en el Mundial de tempranillo, sino que su selección manual lo hace más expresivo que otros tempranillos comerciales, a lo que se suma la semicrianza de cinco meses en barricas de roble francés y americano. Esta respeta la pasión de los frutos rojos, que ya se intuyen por el color de picota madura y ciruela negra y se mantienen en las papilas, donde se alarga como una caricia y se extiende a los toques avainillados y acaramelados típicos de la madera. Delicado. 14,5% Vol y 8,05 euros.

5. Verónica Salgado Roble 2018 es un aterciopelado vino 100% tinta del país que pasa seis meses en barrica y nueve más en botella. Un tinto con aroma brutal a mora y mentolado en boca, vegetal y fresco, que se llevó el oro en el concurso The International Wine Awards Spain 2020 con un excelente equilibrio entre acidez y alcohol. Verónica Salgado, enóloga de esta bodega familiar ubicada en Pesquera de Duero, Valladolid, explica que “los inviernos muy fríos y veranos cortos y calurosos nos permiten cultivar nuestras viñas de forma ecológica”, y por eso salen tan especiales. Este tiene 14% Vol y cuesta 10 euros.

6. ValdeBonita 2018: un albillo que, como el Consejo Regulador de Ribera del Duero no acoge la variedad, se ha adscrito a la IGP Vino de la Tierra de Castilla y León. Procedente de viñas de más de 100 años, con cuatro meses de barrica, resulta muy herbáceo, recuerda a una aceituna picante, tan diferente que lo maridas con quesos y de repente te salen notas anisadas. Se lo debemos a los cuatro locos de Rudeles: Javier Ruperez, Antonio Ruperez, Juan Martín del Hoyo y Marcos Espinel, que salvaron estos viñedos de sus abuelos entre el valle alrededor de Peñalba y Atauta, en Soria. 13,5% Vol y 9,90 euros.

7. Balbás Barrica 5: es un tinto contemporáneo con cinco meses en roble americano, un buen ejemplo de lo que sabe hacer con la tempranillo la tradicional bodega familiar Balbás, que lleva desde el año 1777 siendo un referente de la DO Ribera del Duero desde Burgos y nos cede la foto de portada. Su paso por barrica lo hacen goloso y largo, muy rico. 14% Vol y 9’25 euros.

8. Atalayas de Golbán Crianza 2016: es un tinto que compramos en una pequeña vinoteca de Soria porque era un monovarietal de tinta fina procedente de viñas viejas, incluso prefiloxéricas, de entre 60 y 80 años de edad, elaborado por la Bodega Atalayas del Goldán. Lleva una crianza de 12 meses que le confiere esos recuerdos tostados y especiados. Y nos parece un tinto muy potente, ideal para una paletilla de cordero, que gana sobremanera con decantador. 14,5% Vol y 9,60 euros.

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