¿Existe realmente el squirt o es un mito del porno o un invento provocado por esa manía de comparar continuamente la sexualidad masculina con la femenina?
A juicio del psicólogo y sexólogo Alfonso Antona, “la eyaculación femenina no existe. Y pretender comparar la eyaculación masculina con la femenina es otro ejercicio de machismo. Los fluidos que puedan producir algunas mujeres en el momento del orgasmo no tienen nada que ver con los masculinos ni en composición fisiológica ni en procesos de respuesta sexual”.
La también psicóloga y sexóloga Carme Sánchez Martín concuerda en que no tienen nada que ver “porque son dos respuestas diferentes y no tienen que compararse constantemente. En el caso de la mujer no tiene que ir ligada siempre al orgasmo, por ejemplo”.
Las opiniones de los sexólogos están tan divididas como entre las propias mujeres, que se distinguen entre las que “creen que no existe eyaculación (entendida como propulsión de un fluido durante el orgasmo o sentir una mayor sensación de humedad genital que llegue a chorrear en el momento del clímax), las que consideran que pierden orina cuando expelen líquido en el momento del orgasmo y quienes piensan que la eyaculación femenina es un fenómeno habitual y natural”.
Así lo ha registrado Francisco Cabello, médico, psicólogo y sexólogo, en su informe Aportaciones al estudio de la eyaculación femenina, donde explica que, ciertamente, este fenómeno no es una leyenda urbana: “En nuestra práctica en terapia sexual, encontramos mujeres cuya demanda está relacionada con la emisión de líquido vía genital durante el orgasmo.
Ese fluido emitido puede ser orina (incontinencia urinaria) o un fluido diferente, que revisando la treintena de publicaciones referidas al tema, la mayoría de los autores denominan ‘eyaculación femenina’.
La eyaculación femenina no es una leyenda urbana
En su equipo parten de la base de que la mayoría de las mujeres “eyaculan, existiendo variaciones en la cantidad del líquido emitido y/o posiblemente en la dirección de la emisión. Es decir, creemos muy posible que quienes no perciben ningún tipo de eyección de líquido en el orgasmo, sea a causa de que el producto de la “próstata femenina” sea muy escaso o porque el líquido se dirija retrógradamente hacia vejiga, tal como ocurre en la eyaculación retrógrada de algunos varones”.
Apoyándose en las evidencias de composición entre la orina y el fluido postorgásmico para investigadores a nivel mundial e incluso en Hipócrates y Galeno, que en su época hablaron de semen femenino, al igual que De Graaf en 1672 ya “postulaba la existencia de la ‘próstatae’ femenina o ‘corpus glandulosum’ que, según él, segregaba un jugo que hacía a la mujer más libidinosa”.
Para Cabello, la hazaña más importante fue la que realizó “Grafenberg (1950), quien quiso demostrar la presencia de un área (actualmente denominada punto G) en el tercio medio de la pared anterior de la vagina, cuya estimulación acarrearía la emisión de un líquido en el momento del orgasmo”.
Curiosamente, Alicia Gallotti, escritora especializada en libros de sexualidad, opina, con respecto a la eyaculación femenina, lo mismo que con respecto al punto G: “si crees que eyaculas, ya me parece bien; anatómicamente no hay una respuesta válida, pero como el cerebro es el principal órgano sexual, eso es lo que importa. Lo que sí sucede es que algunas mujeres emiten una mayor cantidad de fluidos que otras al tener un orgasmo, lo cual depende de cada organismo”.
El caso es que había que seguir investigando sobre la respuesta sexual femenina, y es lo que ha hecho Francisco Cabello analizando “el líquido emitido en el momento del orgasmo por aquellas mujeres de nuestra muestra que afirman ‘eyacular’, con la finalidad de establecer similitudes y diferencias con la orina postorgásmica”.
La eyaculación femenina, en el laboratorio
Se medían la presencia del antígeno prostático específico (PSA), de ácido cítrico, elemento importante del líquido seminal masculino; y de fructosa seminal, que no se detectó. Pero sí que resultó que “la media de PSA en orina postorgásmica fue de 0’09 ng/ml, cuando en teoría las mujeres no producen PSA. Y el ácido cítrico, escaso pero presente en el eyaculado, sugiere que su fluido es diferente de la orina.
Aunque quedan algunas dudas típicamente científicas por resolver, Cabello arriba a la conclusión de que “durante el acontecimiento orgásmico, la denominada próstata femenina no es ajena al evento, emitiendo mayor o menor cantidad de líquido glandular, lo cual supone que gran parte de las mujeres emiten algún fluido a la luz uretral.
El que unas mujeres detecten el mencionado fluido en el momento orgásmico y otras no dependerá de la cantidad del mismo o la dirección de eyección”. Pero, de cualquier forma, ya tienen comprobadísimo que el fluido se detecta al ser arrastrado por la orina postorgásmica.
El squirt levantó la polémica
Si bien Antona reconoce que “es cierto que algunas mujeres por estimulación del llamado punto G pueden expulsar fluidos en el momento previo al orgasmo o durante el mismo, lo cual obedece a la estimulación de ciertos tejidos de origen embrionario compartidos entre fetos chico y chica”, también se teme que “gran parte de la polémica con respecto a este asunto se debe a las películas porno en las que el squirt se ha convertido en una categoría de tendencia. La mayor parte de lo que se refleja en el porno es falso: trucos y mentiras”.
Carme Sánchez compara que “en los vídeos de porno de squirt pasa como en las eyaculaciones de los hombres, a saber: muchos chicos preguntan por qué ellos no eyaculan tales cantidades de semen, que en algunos videos es exagerada y, en el caso de la eyaculación femenina, ellas se preguntan lo mismo”.
Pues que no cunda el pánico, Cabello y su equipo concluyen que “todas o casi todas las mujeres “eyaculan” durante la experiencia orgásmica, variando la percepción subjetiva de la emisión y la cantidad de la misma”. Sin más.