- En DOC Rioja, que todos conocemos por sus afamados vinos en barrica de bodegas con grandes ventas internacionales, existen decenas de familias recuperando variedades autóctonas y técnicas clásicas
Igual te parezco una friki, pero a mí, durante unos años, me ha dado bastante rabia la Denominación de Origen Calificada (DOC) Rioja, porque se ha hecho omnipresente gracias a su capacidad marketiniana a nivel nacional e internacional. Pero, además de reconocer que elaboran, con mucho cariño y profesionalidad, vinos intachables y a precios democráticos en bodegas archiconocidas como Beronia, también hay que darle su lugar a las 153 Bodegas Familiares de la Comunidad Autónoma de La Rioja.
Dentro de esa Asociación de Bodegas Familiares existen 57 pequeños-grandes proyectos diferentes, con mucha tradición en la región, que no se identifican con las prerrogativas del Consejo Regulador y prefieren ser reconocidas como “la otra Rioja”. Bodegueros con personalidad propia, que recuperan variedades minoritarias, que se atreven con elaboraciones un poco a veces contracorriente y arrojan como resultado muy buenos vinos.
Estamos hablando de familias propietarias de viñedo (no de urban vignerons de los que alquilan bodegas y compran a cooperativas para hacer el vino al gusto del enólogo), en varios casos todavía bastante desconocidas, pero que encajan perfectamente con ese concepto de “Rioja Alternativa” cuya base es respetar las raíces y buscar en el pasado, en sus propios ancestros, lo que hacían en el viñedo y en la bodega antes de la industrialización.
Vamos a darnos un paseo por algunas de ellas a través de sus vinos de menos de 15 euros, la mayoría tintos ideales para este otoño.
Jardín de la Emperatriz crianza: es un interesantísimo ensamblaje de 5% garnacha tinta, 2% graciano, 1% maturana tinta, 90% tempranillo y 2% viura, que han dejado 12 meses en barrica los hermanos Hernáiz tras darle una vuelta de tuerca a la clásica bodega de finca La Emperatriz. Esta perteneció en el siglo XIX a Eugenia de Montijo y extiende sus viñedos a orillas del Río Oja. Hemos elegido este tinto de la gama más económica, porque entra solo amplia y limpiamente en boca. 14,2 % Vol y 10,90 euros.
Bohemian Rhapsody: que conste que Pedro Peciña, bodeguero de El Vino Pródigo, registró la marca de su nuevo vino para dedicárselo a su hija pequeña y, unos meses después, se estrenó la famosa película de Queen del mismo título. Más allá de la anécdota, es un rosado 100% tempranillo de viñedos de San Vicente muy frutal, fresco, amable pero con estructura. Por su precioso color, bien podría pasar por un orange, pero es un rosadito seco sin dejar de ser afrutado, muy equilibrado a pesar de estar elaborado sin tecnología ni apenas enología. Te lo puedes tomar solo o con carnes blancas, con sushi o incluso con un curry de gambas. 13,5 % Vol y 12 euros.
Paco García Crianza 2017: la pareja que ha tomado las riendas de la bodega familiar Paco García, en la zona intermedia de Rioja, entre la Alta y la Baja, supura amor al terruño, como demuestra su experimentación con variedades autóctonas, con tinajas, con diferentes robles, etc. Y su tempranillo crianza, procedente del paraje de Los Tres Marqueses, es profuso en aromas gracias a la barrica que se usa en su justo término para respetar la fruta. No en vano, es el segundo mejor vino con madera de España y, según gurús del vino como Parker o Jancis Robinson, uno de los mejores crianzas de la Rioja más alternativa. 14 % Vol y 11,5 euros.
Ijalba Maturana Blanca: es un blanco delicioso elegantemente afrutado, con cuatro meses en barrica de roble francés, de la bodega Viña Ijalba, que es pionera en cultivo ecológico así como en la recuperación de variedades minoritarias. De hecho, tiene una colección de espectacular de algunas como el graciano o la maturana tinta, y la que nos ocupa: la maturana blanca que rescataron apostando por un cultivo experimental y luego elaboran en hormigón, en depósito de acero inoxidable y metiendo una parte del vino en fudres (grandes toneles) de madera con sus lías finas. Lo maridaríamos con carnes blancas, cerdo no ibérico, ave y, sobre todo, sin salsas. Vamos que hasta nos atreveríamos con una carne. 13,5 % Vol y 12 euros.
Desvelo Graciano: es un tinto muy fresco y herbáceo que, en boca, resulta suave, aterciopelado y equilibrado, con intensidad a frutos negros tipo arándano y mora, aunque tiene un puntito afilado al final. Se elabora en una zona muy alta de Rioja Baja (por encima de los 650 metros), en Hacienda Grimón, un proyecto de Paco Oliván, quien ha ido plantando y acondicionando sus viñas y elabora una amplia referencia de vinos junto con sus hijas, ya incorporadas al negocio. 13,5 % Vol y 13 euros.
OE Garnacha: es un tinto que, en el primer trago, es pura menta en boca, como si estuvieras paladeando un Halls. Luego ya evoluciona a eucalipto, hierbabuena y otros matices herbáceos de lo más fresco. Con cerdo va a matizar genial la grasa. La bodega Ortega Ezquerro basa su identidad en la zona, en el pueblo de Tudelilla, donde históricamente se han cultivado algunas de las mejores garnachas de Rioja. David Bastida está al frente del proyecto enológico, que ha derivado en la elaboración de una gama amplia de vinos de gran calidad como este, que se elabora en fudres abiertos para controlar el aporte de la madera. 14,5 % Vol y 14 euros.
Peña El Gato Garnacha: es un tinto suave y ecológico, ligero al trago a la vez que balanceado, de esos que puedes maridar con todo tipo de carnes, no es un vino de extremos sino correctísimo en todos los sentidos. Juan Carlos Sancha, uno de los principales recuperadores de variedades autóctonas de la comunidad, tiene una colección de siete garnachas centenarias elaboradas igual y trabajadas igual pero con el nombre de cada viejo viticultor que no arrancó esos viñedos: la única diferencia es el terroir, pues, en apenas dos kilómetros de distancia, ninguna se parece en nada a la otra. 14,5 % Vol y 14,90 euros.